miércoles, 23 de noviembre de 2011

MONASTERIO DE SAN ISIDRO DE DUEÑAS

Venta de Baños (Palencia)


MONASTERIO DE SAN ISIDRO DE DUEÑAS

Orígenes

En la confluencia de los ríos Pisuerga -antiguo Pisorica- y Carrión, en el término municipal de Dueñas se encuentra el monasterio de San Isidro de Dueñas, fácilmente observable al paso del tren que une Valladolid y Burgos.

La fachada románica de su iglesia, con una antiquísima torre defensiva y llena de remiendos que delatan épocas diversas, contrasta con el resto del edificio, de corte herreriano, que data de la reconstrucción del siglo XVII.

Portada Románica
El primer documento que nos habla de la existencia de un monasterio es un privilegio de García I, rey de León, otorgado el 15 de febrero de 911.

Pero el origen remoto se sitúa muy verosímilmente en la época tardo romana, en relación con Villa Posídica, villa romana cuyas ruinas se encuentran a unos doscientos metros del monasterio, en la que se han hallado preciosos mosaicos y que parece perteneció a la familia del emperador Teodosio.

La tesis más audaz sitúa aquí la casa y la comunidad de mujeres religiosas a las que se dirige la peregrina Egeria o Euqueria en su célebre Itinerarium.

En cualquier caso, fue en su entorno -en el antiguamente llamado castrum domnas- donde se formó la comunidad de monjas que dio lugar al topónimo del monasterio -San Isidoro de (las) Dueñas-, de donde tomó luego su nombre el pueblo de Dueñas.

Casi seguro que a las domnas se debe la llegada de las reliquias del patrón del monasterio, San Isidoro, mártir alejandrino -llamado también de Quío-, que murió en el año 251 durante la persecución del emperador Decio. Otros sitúan la llegada de las reliquias en la época cluniacense.

Durante la época visigótica debió existir en este entorno un monasterio dúplice: las monjas en san Isidoro y los monjes tal vez en san Juan de Baños, bajo la titularidad de san Martín de Tours.

Desaparecidas las monjas por la invasión musulmana, Alfonso III el Magno (866-910) restaura el monasterio para cederlo a monjes que procederían de Córdoba, huyendo de la dominación islamita. Su hijo, el rey Don García (+914), gran bienhechor del monasterio como lo fue su padre, fue quien devolvió al lugar las insignes reliquias de san Isidoro mártir.

Cabe también la posibilidad de que con la restauración se reanudase en la zona el monasterio dúplice, ya que una antigua noticia, aún no estudiada a fondo, sitúa la desaparición de las monjas en 950, fecha en que una incursión musulmana habría acabado con la vida de la comunidad y de su última abadesa, Esmaragda. Los monjes ocuparían entonces su lugar, añadiendo la titularidad de las monjas a la suya de san Martín.

De hecho, durante siglo y medio, entre los años 938 y 1097, las donaciones por parte de los reyes castellano-leoneses se dirigen al monasterio bajo el doble patronazgo de san Isidoro y san Martín, pero desde fines del siglo XI prima san Isidoro, quedando san Martín relegado a una iglesia próxima al monasterio, pero desconocida actualmente.


Periodo benedictino y exclaustración

En el año 1073 Alfonso VI donó al monasterio benedictino de Cluny el monasterio de San Isidro de Dueñas, convirtiéndose en unos de sus prioratos.

Se inició así el período cluniacense de este monasterio que se prolongó hasta 1478.A lo largo de los siglos XII y XIII el monasterio consiguió transformar su término en un coto inmune, mediante diversos privilegios reales.

Además fortaleció el control de su explotación económica, mediante arrendamiento o prestimonio, garantizándose el monopolio de tierras y molinos.
También se prestó importantica a la ganadería, asentándose en zonas de monte y logrando privilegios que permitían la trashumancia de sus rebaños.

Pero tras el esplendor llega la decadencia que sucede a lo largo de los s. XIV-XV, por varios motivos, entre los que destaca la poca relación con la monarquía de entonces, sino más bien con la nobleza regional y comarcal, que exigían mucho más a cambio de su protección, y por priores que se preocupaban más en vender las posesiones del monasterio que en la disciplina monástica.

Finalmente, unido a la idea de renovación y restauración de los Reyes Católicos de los monasterios castellanos, se separó de Cluny y se unió a la Observancia de San Benito de Valladolid. Esta unión fue seguida de una intensa tarea de recuperación de las heredades del monasterio, abriéndose una nueva etapa de prosperidad económica que permitió sostener una comunidad monástica más nutrida.

En 1604 un devastador incendio arruinó el monasterio del que sólo se salvó, aunque muy dañada, la iglesia románica que todavía hoy podemos contemplar pero sin su belleza primitiva.

Fachada Herreriana
La nueva y actual fábrica se levantó en estilo herreriano. Con la invasión en 1808, el monasterio fue convertido en cuartel de las tropas napoleónicas, causando la expulsión de sus monjes y dejándolo totalmente arruinado en su interior.

Todavía volvió a sufrir nuevos desastres entre 1820 y 1823 en la segunda expulsión de la comunidad. Finalmente el monasterio fue abandonado por la desamortización de Mendizábal en 1835, convirtiéndose en una casa de labranza durante 56 largos años.


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