ACADEMIA DE CABALLERÍA
VALLADOLID
VALLADOLID
La Academia del Arma de Caballería de Valladolid se instaló
en 1852 en el edificio que unos años antes se había pretendido utilizar como
presidio. El actual edificio, fue construido en los años de 1920, es de gran
valor, legado de la arquitectura historicista y monumental de las primeras
décadas del siglo XX. Se ubica frente al Parque del Campo Grande, en la actual
Plaza Zorrilla y cerca de la Parroquia de San Ildefonso de Valladolid.
Desde la Desamortización, lo militar va sustituyendo en
importancia a lo religioso. Como consecuencia, muchos de los conventos y
colegios son ocupados por cuarteles, que también se instalan en edificios de
nueva construcción. El origen de la Academia se remonta a 1850, cuando por Real
Orden se crea el Colegio de Caballería de Alcalá de Henares. En 1852 se
traslada a Valladolid.
El edificio que se puede contemplar hoy sustituye a uno
anterior conocido como El Octógono debido a la forma de su planta. Había sido
concebido como presidio y construido en 1847, sobre un espacio sin edificar
conocido como campo de la feria. Su organización era la típica para
arquitectura carcelaria de su época con planta baja y un piso y fachadas muy
sobrias, si bien se reformó en parte para que la Academia de Caballería lo
ocupara en 1852. En octubre de 1915 El Octógono fue destruido por un incendio y
en el año 1906 se decreta que el museo de la Academia sea trasladado a Madrid,
al Cuartel del Rosario y en 1928 al Cuartel del Conde Duque, también en Madrid.
El edificio actual se empezó a construir en 1921 sobre el
solar de El Octógono, siguiendo un proyecto del comandante de ingenieros Adolfo
Pierrad Pérez. El 1 de marzo de 1924 se inauguró
parte del nuevo edificio. Sigue las tendencias del momento, monumentalistas,
regionalistas y de gusto historicista, que rescatan como imagen de Castilla el
primer Renacimiento, con detalles de la arquitectura tradicional.
El granito de su zócalo proporciona un contraste de color con la arenisca empleada en el resto del edificio y resalta la fortaleza del basamento, dando una adecuada formalización al asentamiento del edificio sobre el suelo. La fachada, de gran belleza, es longitudinal y enfática, articulada gracias a las tres torres, que jerarquizan el edificio. La composición de la fachada se va haciendo, conforme se va subiendo, menos maciza, acabando con una galería de arcos y una graciosa balaustrada. La construcción en piedra es impecable y los despieces de los elementos constructivos están muy bien ejecutados y valorados plásticamente. En varias panoplias se encuentran las cruces de las órdenes militares de Alcántara, Santiago, Calatrava y Montesa. Es de notar la simetría en esquina, propia del Renacimiento, que observa el edificio.
El granito de su zócalo proporciona un contraste de color con la arenisca empleada en el resto del edificio y resalta la fortaleza del basamento, dando una adecuada formalización al asentamiento del edificio sobre el suelo. La fachada, de gran belleza, es longitudinal y enfática, articulada gracias a las tres torres, que jerarquizan el edificio. La composición de la fachada se va haciendo, conforme se va subiendo, menos maciza, acabando con una galería de arcos y una graciosa balaustrada. La construcción en piedra es impecable y los despieces de los elementos constructivos están muy bien ejecutados y valorados plásticamente. En varias panoplias se encuentran las cruces de las órdenes militares de Alcántara, Santiago, Calatrava y Montesa. Es de notar la simetría en esquina, propia del Renacimiento, que observa el edificio.
Frente a la puerta principal se encuentra el Monumento a los Cazadores de Alcántara, obra de Mariano Benlliure, inaugurada el 25 de junio de 1931.
FOTOGRAFÍAS
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